Cajas blancas sobre cajas negras





¿Cómo fue la primera vez que estuvimos enfermos? Nadie lo sabe. Nadie lo recuerda. Solo sabemos que, con seguridad, la primera en cuidarnos fue nuestra madre.
En la vida hay pocas cosas tan difíciles de relativizar como la enfermedad. Cuando llega, nos convertimos en viejos y bebés al mismo tiempo, totalmente dependientes de los demás. Necesitamos a nuestra madre más que nunca. Pero ¿qué sucede cuando es justamente al revés? ¿Cuando te vuelves mayor pero no porque te hayas enfermado, sino porque de repente eres la única persona que se puede hacer cargo de un enfermo? Como si supieras qué hacer… Como si ya hubieras pasado por ahí y tuvieras las respuestas. Pero no las tienes, y, sin embargo, debes improvisar. Reaccionar. Estar allí. Porque el único adulto responsable que está cerca, resultas ser tú. Y a la enfermedad y sus urgencias le importan poco lo que opines… A veces la vida da ese vuelco: entre listas de reproducción de Spotify y likes de Instagram, entre tu aparente “vida perfecta” en redes sociales y la realidad, habita la enfermedad de quien más quieres.
Hay personas que ya están enfermas antes de tener una enfermedad. Mentalmente están derrotadas por las circunstancias, por lo que les pasa en la vida o por lo que no les va a pasar. No salen de su cuarto, se encierran en su casa, dejan de alimentarse bien y evitan hablar con sus familiares más cercanos. Esa debe ser una señal de alarma que no muchos oímos.
Al margen de eso, en todas las familias pasan cosas difíciles. Las paredes necesitan pintura cada cinco años, las facturas se acumulan con intereses, las personas que componen tu propia familia pueden convertirse en un verdadero fastidio. Luego llega la enfermedad, con sus cajas blancas de medicamentos, las noches en vela, la desesperación de conseguir que alguien cuide al enfermo mientras tú estudias, y te das cuenta que los problemas cotidianos son una bobada al lado de esto: la enfermedad, la enfermedad, a la que le da igual las paredes pintadas, las facturas al día, las familias perfectas o disfuncionales.

Amigos, mi mamá está enferma…

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