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Mostrando entradas de diciembre, 2017

Tan lejos, tan cerca

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No he podido dormir en varios días y no es por insomnio. Alguna vez hablé sobre el insecto de Kafka en este blog. Pues esto es al revés: estar despierta hace que me sienta como ese insecto; dormir me devolverá a la paz humana que no tengo. ¿La razón? Descubrí la verdad sobre la desaparición de Juana: es algo tan espantoso que me quedé así, sin poder dormir, con la peor sensación del mundo en el pecho y los ojos abiertos todo el tiempo, como si viviera asustada cada segundo de la vida por algo distinto cada vez. Ay, mi Lost Girl, tuve la verdad en la cara todo el tiempo, a mi lado, en clase, en la casa, en mis amistades, y no fui lo suficientemente inteligente para darme cuenta. Estas grandes gafas que tengo no sirvieron para ver nada. Mi bicicleta no me llevó a ninguna parte que no fuera un lugar equivocado. Mis conversaciones por teléfono fueron solo ruido. Creí encontrarte y te ibas como agua entre mis manos, porque el verdadero culpable siempre estuvo ahí y así quiso que pasara.

trata

Hoy leí algo en el periódico que casi me hace llorar: cada año se registran 17.500 casos de trata de personas en el mundo. De esos, van más de 60 en lo que va de este año en Colombia. ¿Lo pueden imaginar? Combinar el secuestro, la esclavitud y el abuso sexual, de por vida, como una unión de todos tus miedos. Imposible pensar algo más aterrador. No pude desayunar de solo pensar que Juana podía ser una de esas 60 víctimas de Colombia, 17.500 en el mundo. Sería solo un número más detrás de una gran historia de dolor. Tardé tanto en tomar la primera cucharada de mi cereal imaginando escenarios insufribles, que la leche se convirtió en un magma de hojuelas derretidas y bananos deshechos incomible. Dejé el plato servido en la mesa. Seguro mi hermano se lo comerá… Si es que aparece de sus juergas. El periódico mencionaba que el problema de la trata en realidad es muy complejo. Hay un montón de organizaciones maquiavélicamente estructuradas que se pelean por el negocio. Es todo un proceso

¿Qué queda por decir de Juana?

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[Discurso para leer en misa] Todos estamos reunidos aquí por un mismo motivo. Aunque seamos distintos en muchas cosas, hoy tenemos una razón muy poderosa en común. Nos pesa la misma ausencia. Nos desespera la misma falta de alguien. Nos falta el mismo e irrepetible pedazo de corazón. Todos estamos aquí por Juana. Y puede que se quiebre mi voz solo al pronunciar su nombre. En realidad mi vida y la de ustedes no pueden evitar estar quebradas, rotas desde el momento en el que la vimos en una transmisión de Live pidiendo socorro. Yo hubiera querido que todo fuera un mal sueño, que no hubiera ocurrido eso en realidad. Pero la vida se llenó de luces de patrullas, investigadores y alumnos llorando. En estos momentos, solo podemos aferrarnos a nuestra fe, la que sea, y sentir que Juana está bien y regresará pronto entre nosotros. Puede que no todos compartamos la misma fe por ese ser superior, por esa fuerza inmaterial que salva o condena. Solo sabemos que aquí estamos todos esperando

En busca de Lost Girl

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Suena irónico, pero una persona desaparecida empieza a ocupar con su ausencia todos los espacios de tu vida. Es un pensamiento inevitable en todo lo que haces. No puedes negarlo. Ni siquiera es un fantasma, y lo ves en cada rincón de tu casa, en cada palabra que oyes, en cada cosa que quieres que pase. Desde que Juana desapareció, el resto de cosas dejaron de importarme. Total, tengo un hogar de mentiras. Me duele más el dolor de la mamá de Juana que el de mi propia madre. Hace días no veo a mi hermano y no me importa. He estado tentada a llamar a la línea de atención a las mujeres que tiene la Alcaldía porque necesito que alguien me oiga y me explique cómo puede uno tolerar los días en que se imagina cosas horribles, pero me da vergüenza decir todo lo que pienso y siento completamente desesperada. Necesito que Juana aparezca sana y salva. No puedo dejar de pensar en qué pudo pasar. Piensas en ella como una persona con defectos (incluso como en una pésima amiga), y no te cabe en l

QUIÉNES PODRÍAN TENER QUE VER CON LA DESAPARICIÓN O SABER ALGO

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Fredy: Siempre le ha gustado Juana. Ella le habló un tiempo pero en verdad se sentía un poco encartada. Cuando el se dio cuenta le dejó de hablar y empezó a tener muy mala actitud. Germán: Juana siempre lo miraba mal. No le aguantaba lo “guache” que era con todas. Las dos veces que le hizo el reclamo el tipo fue muy grosero. David: Es un profesor que no entiende la distancia que debe conservar con las alumnas. Tiene fama de haber tenido cuento con varias y Juana era muy cercana a él últimamente. Diana: Odia a Juana porque es más bonita que ella. La típica vieja que quiere ser la más, que quiere llamar la atención siempre. Estaba enamorada de R. Irene: En las últimas semanas está más callada y cerrada que de costumbre. Cambió totalmente su look. ¿Hizo algo malo y quiere que no la reconozcan? Rafa: Todos sabemos que es un ególatra capaz de vender a su mamá si le tocara. La única que no se da cuenta la clase de tipo que es, es Juana. Daniela: Todos sabe que está detrás de R

Lost Girl

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Ella era todo lo que una estudiante quiere ser. Era inolvidable como el lunar justo encima de su boca, como creada por un director de cine clásico. Cuando pasaba por el patio todo se paralizaba. Juana era la vieja más linda del colegio, la más pila en la mayoría de materias (aunque odia Química y solo ama Artes en realidad). Si estudiáramos en Estados Unidos, sería la reina del baile de graduación. A ese baile hubiera ido con Rafael, su novio, el man más pinta del colegio, el chacho, el rey del baile de esa graduación. Pero ella desapareció hace algunos días y la extraño mortalmente. Hablo de ella en tiempo pasado porque desde que desapareció es como si se fuera alejando de nosotros; una de las sensaciones más horribles del mundo. A ella no solo le bastó con ser la más bonita de todas, la más pila. De un tiempo para acá también le dio por ser la más buena, la chica preocupada por los menos favorecidos, la que va a los barrios a donar cosas y a “hacer obras sociales”. ¡Ah! Y combinab